La Cooperativa de Viver resucita uvas prefiloxéricas del Alto Palancia con los vinos «Ochenta y Siete Cubos»
La Cooperativa lanza una edición limitada de 562 botellas elaboradas con variedades autóctonas recuperadas tras un siglo de olvido
La Cooperativa de Viver ha desempolvado la memoria enológica del Alto Palancia con el lanzamiento de Ochenta y Siete Cubos Pampolat y Ochenta y Siete Cubos Morenillo, dos vinos que resucitan uvas autóctonas arrasadas por la filoxera en 1915. Presentados este lunes en el Restaurante Joaquín Schmidt de Valencia, estos caldos —de los que solo existen 230 y 332 botellas respectivamente— son el fruto de un proyecto de “arqueología vegetal” que ha unido ciencia, tradición y vanguardia para recuperar variedades históricas como la Pampolat, Mondragón y Morenillo.
El nombre de la gama rinde homenaje a los 87 cubos lagares de piedra que, desde el siglo XVI, moldearon la identidad vitivinícola de Viver. “Estos vinos son un espejo de nuestro patrimonio. Queremos que el Alto Palancia sea un referente en vinos autóctonos”, declaró Fernando Marco, director gerente de la cooperativa, durante la cata a la que asistieron medios y profesionales del sector.
Ciencia para resucitar la historia
La recuperación de las cepas prefiloxéricas —documentadas a principios del siglo XX por el agrónomo Nicolás García de los Salmones— fue posible gracias a una red de colaboración institucional. El Centro de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV) de la Universitat Politècnica de València confirmó mediante análisis genético la identidad de las variedades, mientras que el Banco de Germoplasma de Vid “El Encín” (Madrid) realizó su caracterización ampelográfica. Tras este proceso, la Pampolat y la Mondragón se registraron oficialmente como uvas de vinificación en la Comunitat Valenciana.
Artesanía en damajuanas de cristal
La elaboración, dirigida por los enólogos Pepe Mendoza y Maloles Blázquez (consultora Uva Destino), optó por un enfoque minimalista: fermentación en depósitos de acero y crianza en damajuanas de cristal de 50 litros para “preservar la pureza de las uvas”, cultivadas en viñedos entre 450 y 700 metros de altitud. El Ochenta y Siete Cubos Pampolat —un tinto de capa media con notas de jara, tomillo y rodeno— y el Morenillo —de tonos rubí y aroma a tierra mojada— buscan capturar la esencia del terruño. La Mondragón, aún en fase de estudio, promete ampliar la gama en futuras añadas.
Un proyecto contra el olvido
Con este lanzamiento, la Cooperativa de Viver no solo rescata variedades en peligro de extinción, sino que reivindica el papel de los pequeños productores en la lucha contra la despoblación. “Es un esfuerzo colectivo por revalorizar nuestra historia”, insistió Marco. Las botellas, aún sin precio oficial, se comercializarán en circuitos especializados y a través de la propia cooperativa, que ya planea ampliar la producción.
Mientras el Pampolat despliega en boca un perfil “etéreo y honesto” y el Morenillo seduce con taninos finos y un final armonioso, estos vinos son más que un tributo al pasado: son semillas para rejuvenecer el futuro vitivinícola del Alto Palancia.
Fuente: https://www.infopalancia.com/la-cooperativa-de-viver-resucita-uvas-prefiloxericas-del-alto-palancia-con-los-vinos-ochenta-y-siete-cubos/